Capitulo 1 - Rumbo a la estación

Suena el despertador, nace un nuevo día. Me levanté con una sensación extraña sin saber donde estaba. Una sensación que muchas mañanas invadía mi cuerpo, pero que al cabo de unos minutos todo volvía a la normalidad.

Estaba en mi piso en Valencia. Un piso de alquiler, ya que el sueldo que recibía por mi trabajo no me permitía algo mejor. Aún así, me gustaba mi vida, con sus buenas cosas y otras no tanto.

Era un piso con su cocina a la última moda con todos los electrodomésticos posibles. Un salón bastante amplio, con gran luminosidad, con unos muebles de “ikea” y una tele que me compraron mis padres. Esta última, para decir verdad, era una cacharra. Muchas veces cuando estaba comiendo, tenía que levantarme a darle golpes, porque se dejaba de ver la serie o el programa que estaba viendo y daba la casualidad de que casi siempre lo hacía en el momento más interesante.

Mi habitacion,el lugar donde pasaba más horas, era para mi gusto un poco pequeña pero acogedora. Tenía colgado un cuadro que me regaló una amiga, y que siempre que lo miraba la extrañaba.

Eran las siete de la mañana, un poco temprano para mí, y un poco tarde para otros. Tenía que apresurarme si no quería llegar tarde.Era un día importante para mí. Tenía una cita muy especial, en la cual podría cumplirse un sueño, quizás el sueño de mi vida.

Me aseé, me preparé la maleta, estaba todo listo. Al salir de casa, comprobé que no me había olvidado nada. Justo cuando, sonó el teléfono de casa.

Me apresuré para llegar a tiempo, y respondí a la llamada:

- ¿Sí, dígame?

- Buenos días, soy Eva Sanchez. Le hago esta llamada para recordar, y para que me confirmase si al final quiere una habitación doble o una habitación simple en el Hotel NH de Madrid.

- Buenos días Eva, es verdad, ayer estuve hablando con un compañero suyo, y no sabía si al final podría ser una habitación doble. ¿Hay algún inconveniente?

- No, no se preocupe, al final ha surgido un imprevisto y podrá tener su habitación doble sin ningun inconveniente. Estará lista para cuando usted llegue.

- Muchísimas gracias, ha sido una buena noticia, de hecho me ha pillado cuando salía ya de casa, que en menos de una hora sale el tren hacia Madrid. Llegaré, si todo sale bien, sobre la hora de comer. Que tenga un buen día señorita.

- Gracias, pues le esperamos a esa hora caballero, y que tenga un buen viaje.

Después de finalizar la conversación, bajé al portal rápidamente porque me estaba esperando el taxi.

Me dirigía a la estación del norte. Una vez allí, solo tenía que esperar a que se hiciera la hora de salida. Mi billete marcaba el asiento número 54 B, en el tercer vagón. Después de guardar la maleta, y antes de entrar haberme comprado el periódico, me senté en el asiento.

Me preguntaba quién sería la persona que se sentaría a mi lado, a lo largo de este viaje. Encontré la respuesta, poco después cuando; Una chica, que mediría aproximadamente uno setenta, con tacones de punta, el pelo recogido, unos labios pintados de un rojo amanecer, y una blusa blanca conjuntada con un bolso de Balenciaga, venía en dirección a mi.

Se detuvo enfrente, después se sentó a mi lado y me dijo con una dulce sonrisa: Hola, me llamo Eva Sanchez, encantada de poder tener este viaje contigo.

Y entonces pensé: “Qué coincidencia”.