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Letras que se juntan para formar palabras. Palabras que se juntan con o sin sentido para dar forma a unas frases. Frases que llegan al alma, que resuenan, que hacen sentir. Mi idioma.

He vuelto

miércoles, 21 de abril de 2010

Capitulo 11 - La casa


Me tumbé no muy lejos de dónde estaba aquella piedra que tanto me había hecho pensar, y que había cambiado mis planes imprevistamente.

Seguía tumbado en un suelo lleno de flores, mirando al cielo y viendo como poco a poco iba oscureciendo, pasaban los minutos y se me hacían eternos. Cuando de repente pasó una estrella fugaz. No dude ni un instante en pedir un deseo.

La noche era fría, y había un silencio que me ponía los pelos de punta. Se podía ver la luna llena y su reflejo en el mar. ¿Qué más podía pedir?

Se me ocurrían bastantes cosas; el tren, Eva, el maquinista, el camarero, además de saber cómo estaría mi equipaje, o dónde estaba todo aquello que desapareció sin más. Aunque lo importante de todo esto, era lo que me estaba ocurriendo ahora y no entendía. Como por ejemplo; Qué me depararía este camino? ¿Qué encontraría en esta noche tan estrellada? ¿Dónde iba a dormir?, ¿Tengo que hacerle caso a lo que había escrito en la hoja?¿¿Por qué me ocurrían estas cosas sin explicación? O simplemente, ¿Cómo he llegado hasta aquí, y que es lo que me espera?

Todas estas preguntas, para mi todavía no tenían respuesta, e iba a hacer todo lo posible para salir de este lugar sabiendo el por qué de todas esas cosas. Aun así, lo más preocupante, era que no comprendía nada de lo que me rodeaba y para mí no existía explicación. Bueno sí que existía, pero la desconocía. Pese a todo esto, estaba feliz en el camino de la Tristeza.

Por muchos momentos había dejado a atrás el estrés del trabajo, las cosas del día a día, todos los malos momentos o los malos ratos que pasaba, y que me hacían sentarme en la silla de mi escritorio a pensar, o bien a acudir a algún amigo o amiga, o a algún libro que tenia por casa.

Durante todo el tiempo que llevaba de viaje, en ningún momento por mi cabeza había pasado ninguna pena, o algo por lo que pudiera quejarme, echármelo en cara y sentirme mal. Tampoco recordaba ningún mal de cabeza, o intentar tranquilizarme por algo que me inquietaba. Ni ninguno de esos momentos que me encerraba en mi habitación y gritaba; No puedo más.

Al parecer, algo había cambiado en mí durante todo este viaje. Algo que no pensé hasta que poco después de levantarme y seguir en camino, me dio un dolor fuerte en el pecho. Justo en el lado izquierdo, dónde está el corazón. Me tuve que arrodillar porque el dolor no cesaba, y poco a poco iba incrementándose. Aún así, me volví a levantar, para ver si veía a alguien, o algo que me pudiera servir de ayuda. Yo solo quería que aquello pasase rápido, que cesase aquel dolor inaguantable que sentía, y que no podía soportar.

Con la mano en el pecho, y apretando lo más fuerte que podía, seguí caminando poco más de cuatrocientos metros. Cuando vi una casa, cuya fachada daba miedo, y estaba a punto de romperse en pedazos, con un letrero que ponía: Sueños de infancia.

Me dirigí allí lo más rápido que pude, y durante esos dos segundos que tardé en llegar me pregunté a mi mismo: ¿Habría vuelto a mis sueños de infancia?

Capitulo 10 - En la oscuridad


Al parecer, me esperaba una larga caminata hasta llegar al final del camino. ¿Qué me depararía? – me preguntaba una y otra vez.

Llevaba tres horas caminando en la misma dirección, sin haber encontrado nada de mi interés.

Aquello me hacía pensar, que a lo mejor aquel camino no tenia destino. O simplemente, que mi elección fue la equivocada. Aún así, me quedaba algo de esperanza, por ello, seguí caminando.

Estaba cansado, casi sin fuerzas, necesitaba tomar un respiro. Así que, decidí sentarme en una piedra bastante grande. No muy lejos, vi una que parecía ser la adecuada.

Al fin, me senté. Saqué de mi bolsillo, el coche y la piruleta. Abrí el papel que envolvía a la piruleta, y enseguida me la puse a la boca para intentar que me diera fuerzas.

Mientras descansaba, y disfrutaba de la piruleta, pensaba y estaba seguro de que aquel camino me iba a llevar a un lugar maravilloso. No sabía lo que me iba a encontrar allí, pero deseaba que pasasen las horas, y que mis piernas no se cansasen de continuar hasta llegar a aquel lugar que tanto esperaba.

Se estaba haciendo de noche. Durante todo el día, había hecho un sol espléndido. Mirando al cielo, y exactamente al sol, este se estaba disipando, desapareciendo, huyendo por la parte derecha. Esto, me dejó un tanto desconcertado, ya que cuando aparecí en este lugar, estaba amaneciendo por el mismo lugar por dónde ahora mismo estaba anocheciendo y poniéndose el sol.

Quedaban pocas horas de luz, y yo no sabía qué hacer. Tendría que dormir en algún lugar ¿no?

Así que intenté aprovechar el poco tiempo que me quedaba. Me levanté de la piedra, cuando esta se movió un tanto extraña. La miré de todas las perspectivas posibles, y no vi nada extraño en ella. Miré alrededor de la piedra, y entonces vi un pequeño fragmento. Lo cogí con mis manos, ya que era pequeño, y entonces pensé de dónde podría haber salido. Miré otra vez la piedra, y vi un pequeño hueco. Entonces, me dispuse a comprobar si el fragmento encajaba. Y en efecto, el pequeño fragmento que había encontrado alrededor de aquella piedra que me había servido para descansar, encajaba en aquel hueco, y por lo tanto pensé que eso había pasado cuando me dispuse a levantarme de la piedra y noté algo extraño.

No fue solo eso, lo que me sorprendió. Además, había una hoja de papel, que también era algo rara. Parecía que a aquella hoja le hubieran recortado justo en su centro, el corazón. Entonces, propio de mi, saqué de mi otro bolsillo la hoja con forma de corazón que había encontrado al principio del camino.

Así que, una vez más, comprobé si la hoja con forma de corazón, encajaba con aquel recorte en la hoja de papel. Como no, este encajaba a la perfección. Entonces, fue cuando aparecieron unas letras en la hoja.

En la oscuridad, guíate por lo que te dicte el corazón.