_
_
Letras que se juntan para formar palabras. Palabras que se juntan con o sin sentido para dar forma a unas frases. Frases que llegan al alma, que resuenan, que hacen sentir. Mi idioma.

He vuelto

miércoles, 21 de abril de 2010

Capitulo 11 - La casa


Me tumbé no muy lejos de dónde estaba aquella piedra que tanto me había hecho pensar, y que había cambiado mis planes imprevistamente.

Seguía tumbado en un suelo lleno de flores, mirando al cielo y viendo como poco a poco iba oscureciendo, pasaban los minutos y se me hacían eternos. Cuando de repente pasó una estrella fugaz. No dude ni un instante en pedir un deseo.

La noche era fría, y había un silencio que me ponía los pelos de punta. Se podía ver la luna llena y su reflejo en el mar. ¿Qué más podía pedir?

Se me ocurrían bastantes cosas; el tren, Eva, el maquinista, el camarero, además de saber cómo estaría mi equipaje, o dónde estaba todo aquello que desapareció sin más. Aunque lo importante de todo esto, era lo que me estaba ocurriendo ahora y no entendía. Como por ejemplo; Qué me depararía este camino? ¿Qué encontraría en esta noche tan estrellada? ¿Dónde iba a dormir?, ¿Tengo que hacerle caso a lo que había escrito en la hoja?¿¿Por qué me ocurrían estas cosas sin explicación? O simplemente, ¿Cómo he llegado hasta aquí, y que es lo que me espera?

Todas estas preguntas, para mi todavía no tenían respuesta, e iba a hacer todo lo posible para salir de este lugar sabiendo el por qué de todas esas cosas. Aun así, lo más preocupante, era que no comprendía nada de lo que me rodeaba y para mí no existía explicación. Bueno sí que existía, pero la desconocía. Pese a todo esto, estaba feliz en el camino de la Tristeza.

Por muchos momentos había dejado a atrás el estrés del trabajo, las cosas del día a día, todos los malos momentos o los malos ratos que pasaba, y que me hacían sentarme en la silla de mi escritorio a pensar, o bien a acudir a algún amigo o amiga, o a algún libro que tenia por casa.

Durante todo el tiempo que llevaba de viaje, en ningún momento por mi cabeza había pasado ninguna pena, o algo por lo que pudiera quejarme, echármelo en cara y sentirme mal. Tampoco recordaba ningún mal de cabeza, o intentar tranquilizarme por algo que me inquietaba. Ni ninguno de esos momentos que me encerraba en mi habitación y gritaba; No puedo más.

Al parecer, algo había cambiado en mí durante todo este viaje. Algo que no pensé hasta que poco después de levantarme y seguir en camino, me dio un dolor fuerte en el pecho. Justo en el lado izquierdo, dónde está el corazón. Me tuve que arrodillar porque el dolor no cesaba, y poco a poco iba incrementándose. Aún así, me volví a levantar, para ver si veía a alguien, o algo que me pudiera servir de ayuda. Yo solo quería que aquello pasase rápido, que cesase aquel dolor inaguantable que sentía, y que no podía soportar.

Con la mano en el pecho, y apretando lo más fuerte que podía, seguí caminando poco más de cuatrocientos metros. Cuando vi una casa, cuya fachada daba miedo, y estaba a punto de romperse en pedazos, con un letrero que ponía: Sueños de infancia.

Me dirigí allí lo más rápido que pude, y durante esos dos segundos que tardé en llegar me pregunté a mi mismo: ¿Habría vuelto a mis sueños de infancia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario